Somos alumnos y ex-alumnos de Musikene, pero antes que eso somos vascos, hemos nacido, vivimos, trabajamos y estudiamos en el País Vasco y es aquí donde nos gustaría desarrollar nuestra carrera profesional. Escribimos porque nos preocupa lo que piensa la opinión pública de nuestro país respecto a Musikene. Sentimos que esta opinión ha sido manipulada y no es fruto de un pensamiento reflexivo. Es por ello que, como vascos, nos sentimos en la necesidad de exponer la importancia de tener un centro superior de música como Musikene y aclarar el objeto de indignación por parte del alumnado ya que, como nosotros, pagáis con vuestro trabajo este tipo de centros.
Es habitual escuchar que estos centros son exclusivamente para una elite social pero ni nosotros, ni nuestras familias, ni muchas de las que aquí estudian, pertenecemos a esa clase. Aún así, creemos en la necesidad de invertir en cultura como una apuesta de futuro y su democratización es necesaria en una sociedad que avance hacia un modelo de mayor bienestar. Este bienestar se nutre con diferentes ingredientes, entre ellos el arte. Es una apuesta que todo país que quiera profundizar en su cultura y avanzar hacia un modelo social más justo debe realizar, aun siendo a fondo perdido. Quienes propugnan un libre y gratuito acceso a la cultura son los mismos que nos dicen que estos centros no son una prioridad y que debemos costearnos los gastos del aprendizaje de nuestro bolsillo. Pero sin ayudas públicas se limitaría su acceso y todas esas personas de clase media-baja no podrían costearse los gastos que conlleva, abriendo las puertas, entonces sí, al elitismo. Por otra parte, cuestionarse a estas alturas la necesidad de un centro superior de música en una ciudad como San Sebastián, que aspira a la Capitalidad Europea de la Cultura en 2016, sería perder uno de sus mayores referentes culturales a nivel europeo. Musikene, por su excelencia, ha resultado atractivo para muchísimos músicos de otros países, alumnos y profesores, con el consecuente enriquecimiento cultural de los alumnos que aquí estudiamos, sin tener que ir al extranjero. Al final esto revierte en la sociedad, en la vasca más concretamente, pues el buen nombre del mismo es un atractivo y una manera de promocionarse, de mostrar al mundo dónde estamos y que somos más que playa y pintxos.
La música se enseña con música, con teoría pero sobre todo con práctica. Así ha sido a lo largo de la historia y ha representado la filosofía del centro. No pedimos dinero para el conservatorio, pedimos honradez y transparencia, que se cuente con el alumnado, con el profesorado, con toda la comunidad educativa y con la sociedad para construir y sacar adelante el mejor centro posible dentro de lo que la sociedad merece. Si lo que la sociedad quiere es un centro mediocre, es lo que tendrá, y será porque eso es lo que la sociedad desea: unos mediocres. Pero, sin duda, eso no es lo que al menos nosotros, alumnos de Musikene, queremos para nuestro país. Apostar por la cultura es apostar por un futuro más saludable, donde todos tengamos acceso y disfrute de la misma. Ansiamos hacer ese camino, acercando nuestra música a la sociedad, habiendo tenido una enseñanza con la élite musical y en casa. Injustamente, se estereotipa a los alumnos dentro del estilo clásico y el jazz, con la creencia de que ambos son solo consumidos por ciertos sectores sociales de alta alcurnia, cuando su labor se extiende a cualquier estilo, incluyendo el folclore, el pop y el rock entre otros muchos. La cultura y la música existirán siempre. La cosa está en saber qué cultura quiere esta sociedad. Nosotros queremos una del mejor nivel posible.
Claro, aquí, los ingenieros, abogados y médicos hacen falta y se subvenciona su enseñanza, pero los músicos no. Aquí, los obreros, panaderos, pescadores, etc. trabajan, pero los músicos no. Eso es un mito creado por personas que no tienen cerca a un músico, porque si lo tuvieran, no pensarían así. El trabajo de un músico es muy duro. Se trabajan muchas horas y es un sacrificio para el cuerpo y la mente. La cultura nos hace quienes somos, nos diferencia y nos une. En concreto, la música, se utiliza en todas partes, la utilizan hasta los médicos para curar. La música acompaña y alivia el trabajo de mucha gente. Es triste que haya personas sordas que no puedan disfrutarla, pero más triste es vivir como ellas, que teniendo la capacidad de oír hagamos caso omiso a la música.
Hay que invertir para investigar, mejorar en todos los ámbitos para avanzar en infraestructuras, medicina, justicia... y, por supuesto, la cultura. Esto conlleva unos costes que, al final, revierten en mejoras sociales. No se puede negar que se han hecho cosas mal en Musikene, como en cualquier otro sitio, y más teniendo en cuenta el poco tiempo que lleva funcionando el centro, pero muchos de los que trabajan están por la labor de mejorar en todos los aspectos, gestión económica incluida. La calidad profesional y humana del profesorado está fuera de toda duda, y la comunidad educativa en su conjunto somos gente cualificada que está luchando por el centro, trabajando y estudiando infinidad de horas para sacar el mayor rendimiento posible a este gran centro ubicado en el País Vasco.
Es imposible no encontrar un paralelismo entre las movilizaciones del 15-M y lo que ocurre con el alumnado de Musikene. Estamos indignados con la coordinadora general y su gestión, así como con los políticos que la designaron y la han respaldado continuamente, sin una mínima autocrítica de las decisiones tomadas. No entendemos cómo personas que no saben de música, cómo los políticos y los órganos que estos controlan deban decidir sobre el funcionamiento del centro. Nos sentimos, al igual que una gran parte de la sociedad, manipulados por una clase política incompetente que además en general, no aprecia la cultura en su ser.
Federico García Lorca dijo: "No solo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro". Reivindicamos, como él, la cultura, que todos los hombres coman y que todos los hombres sepan. Por ello, ¿por qué no usarla como un lugar para la concordia? Los alumnos de Musikene estamos dando un ejemplo de civismo, unidos por la pasión por la música, las ganas de ofrecer cultura del más alto nivel (que no mejor que otras) a quien lo necesite. Ante la situación que vive el centro, en lugar de cruzarnos de brazos, a pesar de nuestras grandes diferencias culturales, geográficas e ideológicas, hemos constituido una unidad para lograr un mismo objetivo común: pedir que este centro sea una referencia y ejemplo a seguir. Por ello, nos sentimos orgullosos de ser parte de esta comunidad, por su implicación y sacrificio, y también como vascos, de que esté en nuestra tierra.
Gora kultura, musika eta Musikene!
Escrito por Hibai Echebarria Bilbao (Pedagogía), Iraide Ansorena González (Percusión), Aitor Ucar González (Guitarra Clásica), Beñat Ralla Yusta (Pedagogía), Amaia Arrieta Vargas (Pedagogía), Iñigo Vilas Molina (Canto), Jagoba Astiazaran Korta (Composición y Txistu), Irene Prieto Jiménez (Piano), Xabier Otaolea Delgado (Composición), Alain Gallego Garcia (Pedagogía), Patxi Eseverri Carricaburu (Trombón), Beatriz Gutiérrez Castañón (Violín), Unai Mendikute Otxoa (Acordeón), Jon Zaldua Lopez (Pedagogía), Iraia Bereziartua Agirre (Violín), Ibon Irijoa Cortés (Saxofón Jazz) y Sara Baras López (Composición)