domingo, 15 de mayo de 2011

Comunicado de los alumnos (Concierto en la sede de la O.S.E.)



Estimado público,

Antes de empezar este concierto, nos gustaría compartir con ustedes, si nos lo permiten, además de una velada musical, unos breves minutos de reflexión para poder expresar una pequeña parte de nuestra preocupación y la de nuestras familias acerca de la situación actual de Musikene.
El camino que hemos tenido que recorrer para llegar a estar aquí hoy, en este escenario, no ha sido nada fácil. Desde pequeños, nos esforzamos por sacar adelante el colegio y el instituto a la vez que los 10 años del conservatorio. Nos ha exigido muchos sacrificios, muchas renuncias a actividades lúdicas propias de la edad, por no hablar de la disciplina de estudio en todas las vacaciones, fines de semana…
Además, que nadie piense que ha sido fácil acceder a Musikene porque hemos pasado unas duras pruebas de acceso, para las que nos hemos tenido que preparar mucho y competir con otros colegas; y todo, porque Musikene era nuestro objetivo: un centro de referencia en un lugar privilegiado. Nos sentíamos orgullosos de decir: “estudiamos en Musikene, en el País Vasco, en Donostia”, porque hasta hace poco era considerado un centro de calidad y excelencia a nivel europeo.
El Departamento de Educación, a través de la Coordinadora General, únicamente habla del coste económico que generamos cada uno de nosotros al estudiar en Musikene y se atreven a decir, a nuestro juicio, de forma muy irrespetuosa,  que somos unos privilegiados, cuando para la mayoría de nuestras familias el esfuerzo económico que conlleva estudiar aquí es muy, muy grande. Muchos de nuestros padres están en el paro, igual que muchos otros ciudadanos, y se siguen apretando el cinturón a diario para que nosotros podamos seguir persiguiendo nuestra vocación, nuestros sueños profesionales, nuestro futuro, quizás las oportunidades que ellos no tuvieron nunca. No somos unos privilegiados, ni somos “hijos de papá”, y nuestra formación es similar a la que se precisa para llegar a ser, por ejemplo, un deportista de élite, o un investigador de prestigio o un científico a nivel de excelencia.
¿Pero qué padres no quieren lo mejor para sus hijos? Todos los alumnos de Musikene que procedemos de otras comunidades pensamos que ojalá en nuestros lugares de procedencia hubiese un centro de estas características, y fuese tan relevante y excelente como el que hasta hace poco había en el País Vasco, porque así no tendríamos que dejar a nuestras familias y amigos. Los estudiantes que somos de aquí, teníamos la oportunidad de continuar estudiando al más alto nivel en nuestra propia comunidad, sin tener que salir al extranjero, como ha sucedido con todos los músicos vascos de talento de generaciones anteriores.
Vamos a hablar seriamente. No se trata de un problema económico, sino de una concepción del lugar que la cultura y el arte debe ocupar en la sociedad actual. No se pueden emplear términos empresariales de costes en un centro educativo porque la formación musical no es una empresa de hacer tornillos. La cultura y la educación son inversiones a fondo perdido, valores de futuro y una apuesta clara que han hecho todas las sociedades civilizadas, democráticas y saludables en materia de bienestar social a lo largo de la historia.
La calidad y la excelencia tienen un coste económico, por supuesto, pero creemos que se puede mantener un Musikene de la máxima calidad sin los dramáticos recortes que se han hecho y que se pretenden continuar haciendo en el futuro. Por poner un ejemplo muy claro,  este curso somos menos alumnos, menos profesores, menos asignaturas, menos servicios extraacadémicos y, aún así, el equipo liderado por la Coordinadora general no ha conseguido disminuir el presupuesto proporcionalmente al recorte efectuado. No hace falta ser muy inteligente para concluir que el problema de la supuesta inviabilidad económica de Musikene es el equipo directivo actual, que simplemente no ha sabido encontrar soluciones creativas a los problemas de gestión del centro y la solución que han encontrado es la más fácil: hacer que Musikene sea un conservatorio más, dentro de la mediocridad peninsular.
Por todos estos motivos llevamos mostrando nuestra preocupación desde hace ya más de un año. No nos manifestamos por capricho o por inmadurez. Estamos preocupados porque el esfuerzo y sacrificio que hemos realizado los 340 alumnos actuales de Musikene y nuestras familias se han visto truncados dramáticamente por las decisiones de un equipo directivo y de un Departamento de educación que no ha sabido hacer bien su trabajo. Entendemos la crisis, la necesidad de abreviar costes, de ahorrar, porque no vivimos al margen de la sociedad y conocemos la precariedad que están viviendo algunas de nuestras propias familias. Pero estamos de acuerdo con todos los miembros directivos dimitidos, con nuestros profesores y con toda la comunidad educativa de Musikene, cuando dicen que es posible un modelo de centro de calidad con menos costes, sin los recortes arbitrarios que se están llevando a cabo.
Para concluir, nos gustaría expresar nuestra sensación de estar atados de pies y manos a un centro que se desmorona. Nos hundimos con Musikene, y nadie nos escucha gritar y pedir auxilio. Nos hundimos con Musikene, y no queremos, nos resistimos, porque somos jóvenes y no queremos perder la ilusión en este proyecto, que es nuestro proyecto de futuro y la apuesta que hemos hecho con nuestras familias.
Queremos que esta tarde disfruten con el repertorio que hemos preparado para ustedes. Queremos que se contagien de nuestra ilusión, ésa que nos mueve a seguir adelante en este difícil mundo de la música, que nos hace ser generosos y compartirla con todo aquél que quiera escuchar. Esta ilusión es lo único que el exiguo equipo directivo que queda en Musikene no nos puede arrebatar, ni a nosotros, ni a nuestras familias. Hoy nos sentimos tristes, preocupados, defraudados y, a pesar de todo, vamos a interpretar este concierto por honestidad profesional, por deber hacia nuestros padres y por respeto hacia ustedes que han acudido a escucharnos.
Muchas gracias.