viernes, 13 de mayo de 2011

Musikene 'versus' calidad

Regreso de asistir como miembro del jurado de un concurso de piano en Portugal. He tenido el privilegio de escuchar a un buen número de jóvenes: los que competían -en distintas categoría por edades y niveles- y algunos de los laureados en ediciones anteriores.

A pesar del inmenso gozo que supuso oír a auténticos talentos -algunos de nivel internacional- paradójicamente sufrí mucho. La buena salud musical e instrumental de estos candidatos y ganadores me hacía comparar, con dolor, la situación actual de nuestros alumnos pianistas de Musikene.

Me recordaba la triste realidad en la que se encuentran al no poder estudiar su instrumento vocacional más de dos horas al día. En el mejor de los casos. Por mucho talento, facilidades o dotes que tenga, ningún joven pianista puede pretender alcanzar el mínimo nivel profesional sin ejercitarse, regular y diariamente, entre cuatro y siete horas. Sobre todo en sus años de formación y entrenamiento. Igual que los deportistas profesionales.

Es lo que hacen todos los estudiantes de piano de los centros superiores de música de prestigio. Y eso ocurre en cualquier país del mundo: de Inglaterra a Portugal, de Italia a Holanda, de Canadá a Sudáfrica, de Argentina a Corea, incluyendo todos los desarrollados.

La interpretación sui generis del nuevo Plan de Bolonia que se está dando en Musikene lo permite, ya que, desde el curso 2009-2010, parece que se quiere transformar este centro en una facultad teórica de la música.

Esto es así por la voluntad de pocas personas que toman arbitrariamente en sus manos los destinos de estos jóvenes estudiantes de piano -e instrumentales en general- forzándoles a ser lo que ellos no quieren e impidiéndoles lograr el objetivo por el que se matricularon en el centro: ser pianistas, con las múltiples salidas profesionales ofertadas en el mundo, aparte de la concertística.

Además de la dedicación a su instrumento principal, cursan quince asignaturas teóricas que implican una media de 20 horas semanales de clase, cinco trabajos semanales y 18 finales. El estrés resultante y la frustración de no poder atender a la práctica mínima de su instrumento en condiciones, está provocando problemas emocionales y de salud en algunos. Me consta en varios alumnos propios y ajenos.

Esta no es la manera de hacer música, y mucho menos la de dirigir un Centro Superior como se está haciendo en Musikene desde hace 18 meses. El decrecimiento de las solicitudes de inscripción desde el año pasado -ya veremos qué pasa para el curso que viene- confirma esta afirmación. Los mejores pretendientes del País Vasco y de su entorno están acudiendo a los centros que les permiten formarse de acuerdo con sus objetivos profesionales. El del Palacio de Miramar ya no les interesa y optan por los de otras ciudades europeas.

Mientras tanto, aquí, algunos seguiremos soñando melancólicamente en Musikene como lo que pudo haber sido y no fue. ¿Privilegiados por utópicos? Todo porque se nos quiere imponer una visión personal de la educación musical superior, sin consultas -o prescindiendo de ellas- ni consenso de los profesionales que integran el centro y que ejercen en el mundo entero, pretextando que el concepto musical actual es obsoleto e inadecuado y que no habrá mercado de trabajo como instrumentistas para estos estudiantes. Que se lo digan a los millones de profesionales que, gracias a su talento y a la preparación que se les ha permitido tener, están viviendo de y por la música, tocando su instrumento, en todo el planeta.

Que cierren entonces los miles de conservatorios y escuelas superiores para instrumentistas y que se impida a los padres tener más de un solo hijo, como en China, y no más de un pianista por región.

Pero como en las altas esferas de la política saben más de música que todos nosotros… ni nuestra opinión, ni el rendimiento de nuestros estudiantes, ni sus frustraciones, ni el desmoronamiento paulatino de la calidad de nuestro querido centro… nada cuenta frente al despotismo y la soberbia de "quienes saben".

Triste, muy triste…

Por cierto, en el evento lusitano pude escuchar al pianista ganador de la última edición del Concurso Internacional de Piano de San Sebastián. Un joven portugués -soberbio talento- formado desde hace años en Portugal por un profesor de piano despedido de Musikene a comienzos del actual curso escolar. Triste, muy triste…
Emmanuel FERRER-LALOE, Profesor de piano en Musikene